Breves de sábado (4/11/06)

Una pregunta ingenua

por Miguel Espinaco

Esta no es una causa judicial, sino política, este es el objetivo de los Estados Unidos e Israel. Eso decía ayer Abdalá Madani, presidente de la Asociación Islámica Argentina, en una movilización que se realizaba en Buenos Aires en repudio al renovado giro antiiraní que tomó la causa Amia en las últimas semanas.

Vos ya sabés que los fiscales Alberto Nisman y Marcelo Martínez Burgos consideraron probado que el atentado a la AMIA fue ejecutado en 1994 por la organización libanesa Hezbollah a instancias de las máximas autoridades del entonces gobierno de Irán que encabezaba Rafsanjani. Vos ya sabés también que las pruebas aportadas por la fiscalía son muy cuestionadas ya que en su mayoría provendrían de servicios de inteligencia "interesados". Y vos ya sabés, claro, quienes son los interesados hoy por hoy en que la condena internacional recaiga sobre Irán.

Como vos ya estarás enterado de todo eso, es casi seguro que la cosa te resulta sospechosa. Justo ahora Irán, justo ahora que el discurso de Bush ha puesto a Teherán en la mira como la capital indiscutida de su siempre móvil eje del mal. Mucho más sospechoso suena todavía que a partir de la presentación del fiscal, tanto desde Washington como desde Tel Aviv, se han comenzado a realizar gestiones para lograr que Argentina denuncie a Irán en la ONU.

De cualquier modo, esta cuestión de la supuesta implicación de Irán en el atentado de la AMIA no es del todo nueva. Ya había aparecido hace unos años y hasta se llegó al punto de que el ex embajador iraní Hadi Soleimanpour resultara detenido algunos días en Londres por este tema. En una nota que publicáramos en la revista El Mango del Hacha en una de las ediciones de setiembre de 2003 mientras se planteaba este debate, hacíamos notar la funcional desaparición de la pista siria, lo cual suena por lo menos extraño. Es raro, porque hablar de Herzbollah fue siempre hablar de Siria, en todo caso de Siria e Irán, en ese orden.

Ahora resulta que, a pedir de boca de los servicios de inteligencia de los países que tienen intereses creados para ligar a Irán al terrorismo, los sirios desaparecen y en letras de molde se imprime el nombre de Irán. Raro, por lo menos raro. El derecho a la sospecha, se llamaba aquel artículo y su título sigue siendo útil porque sigue siendo legítimo ese derecho a sospechar de que más que serias investigaciones judiciales, esto parece una gigantesca operación de propaganda al servicio de las necesidades estratégicas de Bush y de sus belicosos muchachos.

Y todo esto no es nuevo y claro, vos también lo sabés. La información se ha vuelto el arte de organizar las palabras para que después las palabras le hagan de colchón a los hechos. Si convencemos a suficientes personas - así especula esta gente - si las convencemos de que Irán puso la bomba en la Amia, serán más fáciles de explicar después algunas toneladas de bombas sobre la ciudad de Teherán.

Pero supongamos por un momento nomás que los iraníes mandaron a poner la bomba en la Amia, que es de lo que nos quieren convencer. El hecho sería sin duda condenable, no? Bueno, ya dejemos la ficción y volvamos la realidad, vayamos a los tiempos de la represión de las dictaduras en Latinoamérica, década del 70, nada más que para trazar un paralelo.

No es un secreto para nadie, que Estados Unidos estuvo vinculado a lo que se llamó Plan Cóndor, una especie de sociedad de dictaduras militares que se ayudaban mutuamente en esto de torturar y desaparecer gente. En 2002, en Estados Unidos, se desclasificaron documentos secretos de aquella época y de uno de ellos se cuenta un encuentro de Kissinger con el ministro de relaciones exteriores de la dictadura el 7 de Octubre de 1976, plena época de centros clandestinos y de falcon verdes. Kissinger, cuenta el memo, interrumpió el informe de Guzzetti y dijo: "Mire, nuestra actitud básica es que nos gustaría que triunfen. Tengo una posición anticuada que los amigos deben ser apoyados. Lo que no se entiende en los Estados Unidos es que ustedes tienen una guerra civil. Leemos sobre los derechos humanos pero no sobre el contexto. Mientras más rápido triunfen mejor. Si ustedes pueden terminar antes que el Congreso vuelva, sería lo mejor".

Un día antes, el Secretario de Estado Interino Charles Robinson ya le había dicho al Almirante Guzzetti que "es posible comprender la necesidad de ser duros. El problema es que los Estados Unidos es un país idealista y moralista y sus ciudadanos tienen grandes dificultades en entender el tipo de problemas que enfrenta Argentina hoy. Hay una tendencia a aplicar nuestros estándares morales en el exterior".

O sea, Robinson y Kissinger dijeron - lo reconocen documentos norteamericanos - que mientras más rápido triunfen mejor, que mientras más rápido maten, torturen, exterminen, mejor, de modo que no tengamos problemas con el pueblo norteamericano que tiene, para preocupación de esta gente, "una tendencia a aplicar nuestros estándares morales en el exterior".

Digo yo: ¿No habrá un fiscal que pida la extradición de Robinson y de Kissinger? ¿O es, acaso, una pregunta demasiado ingenua?


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