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Qué bonito!!!

Por Miguel Espinaco

     La semana pasada, el ministro Roberto Lavagna presentó los lineamientos generales de la reestructuración de la deuda versión Buenos Aires, mejorando sustancialmente la oferta que había realizado en Dubai sobre fines de 2003. La famosa "quita" del 75% había visto la luz pública por aquellos días, amparada en la tesis de las responsabilidades compartidas que el gobierno de Kirchner se dedicó a ventilar en cuanto foro internacional le fuera posible.

     Ya comentamos en esta revista que la famosa quita no era tal, así que no vamos a hacerlo de nuevo. Oportunamente, le hemos dedicado al tema una extensa nota a la que llamamos "Cuatro escalones para llegar a la mentira". Vos podés releerla clickeando en el link, pero si te da fiaca, a lo mejor te alcance con la sincera y brillante síntesis expuesta por el Jefe de Gabinete Alberto Fernández en medio de la discusión que se había detonado con las AFJP "la realidad es que Argentina le está otorgando el 25 por ciento de un papel que no valía nada".

     Ya habrás escuchado o leído que Lavagna abrió el paraguas antes que llueva diciendo que "habrá diversas reacciones" frente a la propuesta de pago formulada a los bonistas porque "los sectores internos más conservadores dirán que no se está pagando lo suficiente" y "los sectores del otro extremo, la izquierda, dirán que cualquier arreglo que se haga es malo". Aunque nos alcancen las generales de la ley, intentaremos explicar qué significa esta nueva propuesta que se allana a la "buena fe" reclamada tantas veces por el Fondo Monetario.

¿75 o 47?

     Ya todos se habían dado cuenta. Se sabía desde Dubai que el gobierno había dejado abierta una puertita, y esa puertita eran los famosos "intereses caídos" desde el default. Por cosas como ésa el precio de los papeles en las bolsas del mundo no caía lo suficiente: los tenedores de los bonos esperaban ansiosos la nueva propuesta. Es cierto que había cierta preocupación porque el gobierno había convertido en una bandera el prodigioso número 75, pero con paciencia para esperar y con saliva para disfrazar los anuncios, se puede lograr que la quita ya no sea del 75% y que al mismo tiempo lo siga pareciendo.

     El asunto es así. El principal cambio respecto a la propuesta de Dubai es el de incluir los dichosos intereses caídos que suman unos escandalosos U$S 21.000 millones desde que se entró en cesación de pagos. Como tengo miedo de que no te impresiones lo suficiente, te voy a aclarar que esa guita alcanza para comprar unos 2 millones de autos que ocuparían, uno detrás del otro, unos 9.000 kilómetros. Ahora que supongo que sí tendrás claras las cuentas, sigo.

     Los bonos en reestructuración suman unos 81.200 millones de dólares (como tarea para el hogar, traduzca este número en kilómetros de tira de asado) pero si se le suman los intereses hasta el 31 de diciembre de 2003, ya estamos hablando de 99.400. Pero todavía hay más.

     Si la aceptación de la propuesta superase el 70% de los acreedores, estaríamos dispuestos (vos, yo, Pagani, el cartonero y el ministro) a reconocer tanto para el bolsillo de la dama como para la cartera del caballero, los intereses caídos hasta el 30 de junio de 2004, con lo cual la deuda defaulteada reestructurada alcanzaría los 104.100 millones de dólares.

     Ahora bien, a este importe no se le aplica el 75% de quita, sino que se resta la quita que se había calculado sin intereses (o sea, que no hay quita sobre los intereses). Cito a Clarín, gente seria si la hay: "como la quita nominal se mantiene en 60.900 millones de dólares, en este último caso, la deuda luego del recorte quedará en 43.200 millones, más del doble que en la propuesta anterior".

     Ahora es cuestión de hacer cuentas. La deuda en discusión es de 81.200 millones y con la propuesta de Dubai se reconocían 20.300 millones de dólares (el 25% neto de la quita). Ahora, con la propuesta de Buenos Aires, se reconocen 43.200 millones lo cual, si no nos falla la calculadora, es un 53,20 % que deja una quita real del 46.80% o sea, decimales más o menos, el famoso 75 quedó convertido - alquimias financieras de por medio - en un devaluado 47.

Qué bonito que te va cuando te va bonito

     Lógicamente, tanta buena fe tiene que ver con que la salida del default nos abriría los mágicos mercados internacionales de crédito, en el cual los empresarios nacionales del modelo K podrían conseguir la financiación necesaria para generar muchísimo más empleo entre los argentinos y todo eso, un cuentito repetido que vendría a ser algo así como la versión aggiornada de la teoría del derrame de los 90.

     Por aquellos años la teoría en boga prometía que si le iba bien a algunos ricos algunos años, la copa se iba a derramar espumosa sobre el resto de la humanidad azul y blanca. Hoy el capitalismo serio nos promete que si volvemos a entrar al mundo, la rueda virtuosa de la economía nos va a solucionar todos los problemas.

     Uno podría preguntarse sobre la estrategia de negociación del gobierno, preguntarse por qué ahora no habría "segunda vuelta" como dijo Kirchner, por qué los bonistas no optarían ahora también por esperar una nueva oferta, o preguntarse por qué no hay quita sobre la deuda con los organismos internacionales, que es la mitad de la deuda externa argentina. Pero la verdad, no me da la gana de meterme dentro de la lógica del gobierno, dentro del razonamiento que surge del supuesto de que hay que pagar para ser parte de la comunidad financiera internacional que durante las últimas décadas, se llevó más plata de la que trajo y encima dice que les debemos un fangote.

     El tema de los bonitos tiene que ver con esos a los que les va bonito en el supuestamente serio capitalismo. Ellos, los empresarios K, son los que necesitan el famoso "acceso a los mercados internacionales de crédito" porque ellos - a pesar de los forcejeos habituales entre mercaderes - son parte de esos mercados, son usufructuarios del mismo sistema económico en el cual el sistema financiero crece y da dividendos a montones a costa del trabajo ajeno.

     No tengo ganas de meterme en el entrevero del gobierno que juega el viejo juego de cacarear en un lugar mientras pone el huevo en otro. Prefiero dejar escritas un par de preguntas que sirvan para pensar un poco, lejos del ruido de los discursos. Ahí van.

     Un país que exporta mucho más que lo que importa, al punto que crea superavits para darle de comer a tanto buitre...... ¿no tiene acaso suficiente capacidad de financiación? ¿a quien le hacen falta, entonces, los mercados internacionales?



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