Segunda entrega

Imprevisión y desidia

por Miguel Espinaco

La pericia agregada a la causa inundación, aparecida un mes atrás, no duró lo suficiente en el primer plano informativo de diarios y de radios; apenas algunas operaciones de prensa pero poco debate serio para un tema que por cierto lo es. En esta segunda entrega, analizamos las hipótesis que han sido desplegadas por los peritos, que demuestran una vez más la imprevisión que parió la catástrofe.

En la primera parte de este informe nos enfocamos en los elementos de imprevisión relacionados a la falta de asignación de los recursos humanos y económicos necesarios volcados a las tareas de prevención de situaciones como las que se generaron en el 2003, especialmente en una ciudad particularmente vulnerable a las crecidas de los ríos que la rodean. Reproducíamos allí varios fragmentos de la pericia que hacen alusión a este tema resumidos en la cita que afirma que "en todos los casos, la planificación y organización de un plan de emergencia, así como el entrenamiento del personal, la asignación de roles y medios técnicos, además del pronóstico temprano de la evolución del evento, son los únicos medios eficaces para prevenir y mitigar los efectos graves que se producen durante las crecidas". Agregábamos nosotros, que esos recursos para planificar, organizar, entrenar, asignar roles y adquirir medios técnicos, eran principalmente aplicados al mundo de los negocios de los empresarios amigos, indiscutidos privilegiados del estado reutemista- menemista construido en los 90. Situación que por cierto, no se ha modificado en lo esencial en el presente.

Nos referíamos también a la desidia criminal - ya ante la catástrofe declarada - mostrada por el aparato político santafesino y remarcábamos que el informe dice claramente al respecto que, con la información que había disponible en aquel momento, "se considera que hubiera correspondido disponer la evacuación del sector sur de la autopista hasta los barrios del sector sur de la ciudad durante el transcurso del día 28 de abril, una vez fracasadas las medidas tendientes a cerrar la sección de ingreso" evacuación que, de más está decirlo, nunca se llevó a cabo.

El aspecto que hemos dejado para esta segunda parte, refiere a las hipótesis que despliega el informe pericial respecto a qué hubiera ocurrido en el caso de que las obras se hubieran realizado de otra forma o en otros tiempos. El tema alcanza más preponderancia, porque el diario El Litoral señaló - digamos que erróneamente - que el informe hablaría de que si hubiera estado el tramo III concluido, el agua hubiera entrado lo mismo, cosa que - como se verá - es otra verdad a medias que fue evidentemente filtrada cuando el informe todavía no se conocía, para fortalecer la hipótesis de que la culpa fue de la naturaleza y de la excepcionalidad de la crecida.

Es evidente que la discusión sobre qué obras se realizan y de qué modo, está cruzada también por las prioridades que se fija el Estado. Por ejemplo, vale observar el criterio preponderantemente vial que se tomó para etapizar la obra en tramos, de modo que la obra de defensa resultó un apéndice secundario, un subproducto de la avenida de circunvalación pensada para derivar el tránsito hacia la ruta 11.

Y en este asunto de las prioridades, no está de más recordar que el tramo II fue asignado como una ampliación de obra del tramo I en una cuestionada adjudicación a la empresa Gualtieri, insistentemente vinculada a Eduardo Duhalde.

Las obras

Es evidente que las obras realizadas para contener las crecidas del río sobre la ciudad deben analizarse con una concepción integral. Las preguntas a los peritos aparecen necesariamente desconectadas, en razón de que son formuladas como hipótesis, como qué hubiera sucedido si tal obra hubiera sido hecha de tal otro modo. A pesar de ello, la lectura del informe permite unir los retazos de la imprevisión elevada a la enésima potencia.

La pregunta 5 del Juez refiere a la luz de paso que dejaba el puente de la autopista. Dicho puente, está ubicado unos 3 kilómetros al sur del punto por el que entró el agua a la ciudad y ofició de tapón, elevando los niveles río arriba a la altura de la brecha.

La pregunta refiere a si "se debió contemplar el fenómeno de endicamiento que provoca la existencia del puente de la autopista Santa Fe-Rosario, con un ancho de escurrimiento de alrededor de ciento cincuenta metros". Los peritos responden a esto, diciendo que "se puede afirmar que la ampliación de la luz del puente de la autopista hubiera sido una medida aconsejable de tomar, no en la emergencia, sino en forma previa. Mediante esta acción se hubiera restituido, al menos parcialmente la capacidad de conducción del río Salado en su tramo inferior y disminuido los riesgos de sobrepaso de la defensa longitudinal". La pregunta que debiera realizarse aquí - y no a los peritos, precisamente - tendría que interrogar sobre el por qué no se previó este inconveniente cuando se construyó el puente.

Estas imprevisiones - que indudablemente tienen que ver con la cuestión de las prioridades que señalábamos - se trasladan al conjunto del sistema de obras. En la pregunta 10, se alude a la oportunidad o no de la voladura de parte de los terraplenes para que el agua drenara al cauce por gravedad, realizada cuando ya el agua tenía mayor nivel dentro de la ciudad que afuera de ella.

Los técnicos anotan en referencia al tema, otro elemento que demuestra la imprevisión en la concepción global de la obra: "debe señalarse que la ciudad no contaba con secciones de evacuación, tipo fusibles, previamente planificadas. En efecto, resulta un hecho conocido que en el caso de producirse el ingreso de agua a la ciudad, los excedentes no tendrían vías de evacuación alternativas, constituyéndose el sector oeste y sur de la ciudad en un gran reservorio. Bajo esta circunstancia, se debió haber previsto en la concepción integral de las obras de defensa la generación de sectores fusibles de los terraplenes que garantizaran, en caso que los niveles líquidos, a un lado y al otro de los mismos lo permitieran, producir la progresiva rotura y la evacuación de los excedentes. La medida antes mencionada no podría haberse tomado en la emergencia sino que corresponde a una acción preventiva a adoptarse en fechas previas, fuera de la época de crecidas".

Estas observaciones alcanzarían por sí solas, para demostrar cómo las obras fueron planificadas, o mejor dicho cómo no lo fueron. Podría sostenerse aquí, que las responsabilidades deberían recaer sobre los técnicos por no haber previsto estas cuestiones, pero para sacar esa errónea conclusión habría que omitir el hecho de que así como otras "previsiones" como la salud y la educación son constantemente desfinanciadas, la defensa global contra las inundaciones fue también dejada de lado. Alcanza con recordar que la ciudad de Santa Fe, rodeada por ríos con históricas tradiciones de crecidas, había visto desmantelado el sistema de monitoreo, contaba en la órbita provincial con una estructura llamada de Obras Hidráulicas - o sea, no dedicada a la prevención en sentido global, sino específicamente a las "obras", uno de los mecanismos de subsidio estatal a las empresas privadas - y había desaparecido ya hacía tiempo, la oficina específica municipal que se ocupaba de la problemática hídrica.

Sin embargo, el problema mayor tuvo que ver con la construcción del terraplén que corre al oeste de la ciudad, que fuera finalmente vulnerado finalmente por el río. La obra se ejecutó en tramos y - al momento de la crecida del 2003 - se hallaba concluido el tramo II que, como decíamos anteriormente, no llegaba hasta una zona con altura natural - de modo que la ciudad quedara temporalmente defendida - sino hasta el punto en que concluía la obra vial, a la altura de un rulo distribuidor de tránsito que lo deriva hacia la salida norte por la ruta nacional 11. De ese modo, quedaba abierto un punto de vulnerabilidad que según se preveía en el proyecto del Tramo II - que lo indicaba, pero que no estipulaba quién debería que hacerlo - tenía que ser cerrado provisoriamente cada vez que hubiera una crecida.

Dos preguntas apuntan a esta cuestión: qué hubiera pasado si el tramo III hubiera estado ya construido con su concepción original, y qué si se hubiera mantenido el terraplén provisorio que fuera construido en el año 1998 y que protegía el tramo desde el Hipódromo hasta la calle Estado de Israel. En relación a la primera, el juez requiere en su pregunta 13 "en plano de hipótesis de trabajo" qué hubiera pasado "de encontrarse concluido el Tramo III, en la extensión que se lo había definido en un principio". Los informantes hacen la salvedad de que ese tramo estaba planeado a nivel de anteproyecto y no pudieron acceder a él, pero salvando esas condiciones, opinan que "puede afirmarse que en caso de haberse concretado la prolongación de la defensa, según su concepción original, no se hubiera producido el ingreso de las aguas de la forma abrupta e incontrolada como efectivamente ocurrió en el año 2003".

Es posible que el anticipo que hacía el diario El Litoral - que afirmaba que el agua habría entrado lo mismo - resulte de una forzada interpretación del párrafo del informe pericial que explica que "el agua no hubiera ingresado a la ciudad por el lugar que lo hizo ni se hubiera impedido totalmente el ingreso de agua en zonas más alejadas". A pesar de que aceptáramos que ese párrafo pudiera inducir a malas interpretaciones, se encuentra aclarado sin posibilidad de dobles lecturas en la respuesta a la pregunta que sigue: "la obra del tramo III hubiera impedido el ingreso del agua a la ciudad durante el evento de crecida del año 2003, en la forma en que efectivamente lo hizo por calle Gorostiaga. De este modo, se hubiera evitado que un lapso de 36 hs el agua avanzara en forma intempestiva sobre el sector Oeste de la ciudad, alcanzando alturas superiores a los 3 m por sobre los niveles de calle"". O sea, estaríamos hablando de una inundación anecdótica, que no hubiera dejado ni muertos, ni los niveles de destrucción que vimos en el 2003.

La pregunta 15 apunta a qué hubiera ocurrido de haberse mantenido el terraplén provisorio desde el final del tramo II hasta la calle Estado de Israel. "En caso de haberse mantenido la defensa provisoria o de haberse vuelto a ejecutar con anterioridad al ingreso del agua a la ciudad - se lee en el informe pericial - la misma no hubiera sido eficaz a los efectos de evitar su sobrepaso, no pudiendo garantizarse su estabilidad con una carga de aproximadamente 1 m por sobre su cresta. A su vez, con esos niveles, el agua también hubiera ingresado progresivamente en el hipotético extremo final que se emplazaría aguas arriba del hipódromo". Sin embargo, en este caso en el que sí se reconoce que quedaba abierta la posibilidad de que el agua hubiera entrado con fuerza de igual manera, el estudio aclara que "se hubiera producido un retraso en el ingreso del agua a la ciudad, con un retardo de aproximadamente 24 hs respecto del día que efectivamente lo hizo en esta crecida" lo que "hubiera generado una diferencia sustantiva en el caso que se hubiera contado con un plan de emergencia, o bien se hubieran planificado acciones preventivas con relación a la población". Se habría ganado entonces al menos un día para la toma de medidas preventivas, un día que seguramente hubiera salvado vidas.

Y con respecto a este asunto de la defensa oeste, hay todavía una pregunta que nadie hizo: ¿qué habría pasado si no hubiera existido el terraplén, ningún terraplén? Habría sido interesante leer la respuesta, porque seguramente explicaría que el agua habría entrado a no más de dos centímetros por hora en el momento pico ocupando lentamente su valle de inundación y llegando a una altura de un par de metros menos que los que finalmente alcanzó al interior de la ciudad.

Sería interesante leer la respuesta a esta pregunta no formulada, para repensar que el problema es mucho más que los gobiernos de turno, es el famoso mercado. Es por ejemplo el mercado laboral que fuerza a los que necesitan trabajo a llenar las ciudades más allá de sus capacidades para buscar laburo, es el mercado inmobiliario que existe para negociar incluso lo que no debiera, es el mercado del transporte público que impide planificar transportes eficientes y baratos que permitan descentralizar los centros urbanos de modo que no se ocupen esas áreas vulnerables y en riesgo permanente, es la falta de planificación de una ciudad - de cualquier ciudad - que se va haciendo a los ponchazos, respondiendo a necesidades que no son para nada las necesidades de la gente.

Una primera conclusión

Con todo derecho, nadie tiene demasiadas expectativas en el uso que vaya a hacer la justicia de este informe que, cuando menos, deja clara la imprevisión y la desidia. Nadie tiene demasiada confianza en que la famosa "independencia" de la justicia, haga su aparición por algún lado, mucho menos en el Santa Fe de Reutemann y su parentela. Pero no es sólo la justicia.

El tema - a pesar de su importancia - no está en la tapa de los diarios ni en el debate público, un velo de olvido parece echarse cotidianamente para que la catástrofe que conmovió a la ciudad quede sumergida en una suerte de operación acá no ha pasado nada.

Los sectores que aún se movilizan exigiendo justicia y denunciando la impunidad, deberían anotar que no es sólo el aparato justicialista que gobierna hace más de dos décadas este feudo de primera categoría, el responsable de que este operativo desmemoria tenga éxito. Gran parte de la prensa, muchos sindicatos y vecinales y hasta la mismísima oposición, forman parte de él; es cuando menos extraño que nuestros opositores vernáculos, los Binner y Cía que viven criticando la "mala gestión" del justicialismo provincial, no hayan hecho una bandera de esta denuncia que es - como mínimo - uno de los monumentos más trágicos a esa mala gestión.

Por lo pronto, lo que el informe dice - reiterando en su lenguaje técnico lo que ya se sabía - es que si el puente de la autopista hubiera sido construido con mayor luz de paso, el agua probablemente no habría entrado, que si no hubiera habido una brecha en el terraplenado, con el tramo III concluido, la posible inundación se hubiera dado en forma lenta - y no en forma abrupta como ocurrió - y no habría pasado de ser un hito anecdótico, que si hubiera habido planes de contingencia el drenaje del agua ingresada hubiera sido más veloz, e incluso si la defensa provisoria hasta la calle Estado de Israel se habría mantenido o reconstruido antes de la crecida, el agua quizás habría entrado pero hubiera dado 24 horas de ventaja para salvar vidas y bienes.

Y claro, que si hubieran habido planes de evacuación estipulados, o si alguien hubiera dado la orden de evacuar cuando la entrada del agua era ya inevitable, la cantidad de víctimas se habría reducido en forma notoria, o directamente no las habría habido.



Opiná sobre este tema
¬ Anterior Ir a la Portada Siguiente ®